Según la página del Ministerio de Cultura, el plagio se define como "el acto de copiar una obra, entera o parcialmente, pretendiendo ser su autor original."
Las dos definiciones coinciden en que el plagio se da al querer mostrar como nuestra una obra, o parte de esta, de otro autor ajeno a nosotros, lo que viene a ser un copia y pega pero firmando con nuestro nombre como autores.
El pensamiento es libre y como tal te da la oportunidad de reflexionar y pensar como quieras. Quizá te guste la manera en que alguien ha escrito o ha dicho un pensamiento, que tu también tenias rondando por la cabeza, pero no sabias muy bien como exteriorizarlo. En esta situación puedes optar por seguir buscando tu manera de expresarlo o simplemente nombrar al autor del pensamiento que te gustó, siguiendo unas pautas para no caer en el plagio. Si lo estás expresando en forma escrita, bastará con hacer referencia al autor y colocar el texto entre corchetes (como están puestas las definiciones del principio), de esta manera te curas en salud de las severas sanciones que se pueden producir si consideran que ha habido plagio.
¿Y cómo sabemos que no estamos realizando un plagio? Pues porque las obras están sujetas a derechos de autor, que lo que hacen es proteger la forma en la que se han exteriorizado unas ideas. Uno puede crear a partir de las mismas ideas pero no de la misma manera de expresarlas, se debe ser diferente, único, más original a la hora de lanzar esas ideas, calentarse más la cabeza para que nos entendamos, y al ser originales en la expresión de esas ideas no incurrimos en el plagio.
